O sorriso de Lilí / Homenaxe a Araceli Herrero Figueroa / Colectivo Egeria
Araceli Herrero Figueroa
Conocí a Araceli en 1975, nos presentó un amigo común, y desde el primer momento descubrí a una persona con gran capacidad, energía e inquietud por la pedagogía, la docencia y distintos temas sociales de su interés. Todo ello posibilitó largas tardes de conversación en las que compartíamos nuestras inquietudes comunes.
Siempre admiré sus estudios y sus numerosas publicaciones de lingüística, teatro y los trabajos de investigación sobre doña Emilia Pardo Bazán, Luis Pimentel, Álvaro Cunqueiro y Carballo Calero, entre otros.
Muchas de nuestras charlas giraban en torno a la formación y desarrollo de nuestros hijos, y siempre, con el humor que le caracterizaba, manifestaba el deseo de que algún día entre ella y yo pudiera haber un vínculo familiar.
En nuestras reuniones contaba entre otras cosas como sería su planificación y organización familiar para las vacaciones, por ejemplo, cómo pensaba organizar el verano de 2020 con sus nietos en Gandarío.
¡Desgraciadamente, la realidad sería otra!
Con mi llegada al Departamento de Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Escuela de Formación del Profesorado de Lugo, en la que ella desarrollaba una destacada labor desde hacia varias décadas, nuestras relaciones personales se intensificaron con la colaboración y el desarrollo profesional en proyectos docentes.
El interés y entusiasmo por el teatro que ambas compartíamos nos llevó a emprender con los alumnos actividades de teatro infantil para las Escuelas (quiero recordar alguna de sus publicaciones que nos sirvieron para el desarrollo de este trabajo, como “El cuento del teatro: Aproximación a la construcción del texto dramático”, “Los estudios de Literatura Infantil en la Diplomatura de Maestro”, o “Didáctica del texto dramático”).
Otro de los trabajos que iniciamos con dedicación e intensidad fue el proyecto pedagógico en edad infantil de conocimiento del cuerpo a través del juego y de la expresión corporal, utilizando el gallego como lengua vehicular, lo que tuvo una excelente acogida y divulgación.
Aún hoy podemos disfrutar de su interés por las grabaciones en videos y películas, que ella filmaba personalmente, de las actividades desarrolladas en la Escuela, con el fin de que sirviera como apoyo pedagógico en las distintas reuniones y convenciones en las que participaba.
Su entusiasmo en lo que fuera mejorar y progresar en la enseñanza, la Universidad y, en particular, en lo que se refería a nuestro centro, se hizo patente en el apoyo que siempre nos mostró a la hora de conseguir la especialidad de Educación Física para la Escuela de Magisterio de Lugo, siendo el primer centro de Galicia donde se impartió esta especialidad.
En nuestra última conversación, pocos días antes de su intervención quirúrgica, me comentaba los proyectos que tenía para después de la recuperación que minuciosamente había programado. Convencidas las dos de que todo transcurriría con normalidad, nos despedimos con un cariñoso “hasta pronto”.
Lo imprevisto se hizo realidad.
Todos los que la queríamos seguíamos con esperanza el día a día de su evolución y su lucha por la vida, con una energía que siempre la caracterizó y que alimentaba nuestros mejores deseos. No pudo ser.
Querida Araceli:
Los recuerdos de tu persona extraordinaria y bondadosa, de tu capacidad como investigadora avalada por numerosísimas publicaciones y tus magnificas cualidades como profesora estarán permanentemente presentes entre las numerosas generaciones de alumnos, compañeros, amigos y familiares, que en nuestra memoria te seguiremos considerando parte de nuestras vidas.
Y como no pude hacerlo en nuestro último encuentro, que jamás pensé sería el último, tengo la necesidad de decirte, como tantas veces, “Adiós Lilí”.