O sorriso de Lilí / Homenaxe a Araceli Herrero Figueroa / Colectivo Egeria
Mi prima Lilí
Mi prima Lilí es un personaje susceptible de ser comentado desde prismas muy diferentes, todos ellos interesantes e intensos, como se puede apreciar en esta publicación, por lo que es difícil ser original.
Soy el mayor de los primos y a algunos les llevo muchos años, concretamente a Lilí le llevaba 8 años, por lo que no coincidimos ni en el Colegio Fingoy ni en los estudios universitarios, ni en nuestras profesiones, salvo en las reuniones familiares como la que refleja la fotografía anexa de un Domingo de Ramos, con la primada, que podía llegar a 20 personas de todas las edades (yo le llevo a mi noveno hermano Jorge 22 años), mas los padres, que fomentaban las relaciones entre primos.
Ya de “mayor” fui descubriendo que las conversaciones con Lilí eran una delicia, por su agilidad, su humor, un pelín ácido, picante, crítico, inteligente, siempre con una sonrisa o una carcajada sonora, o incluso escandalosa. Había temas que los contaba como una fábula, jugando como si los metiera en una caseta de feria de los espejos, distorsionándolos a su antojo, adaptándolo a las “exigencias del guion”, sin llegar a la crucifixión de nadie, ni siquiera a la simple molestia, era un poco valleinclanesca.
Como buena conversadora daba la necesaria cancha al interlocutor ya que, como en el tenis, si no tienes otro jugador a tu altura, con deportividad y velocidad de respuesta, no hay juego, si no que es un lánguido y tedioso peloteo.
Manuel e Maruja Figueroa e Finita Dorrego, cos seus fillos, nun Domingo de Ramos
De su madre había “heredado” el legado no escrito de la “Historia de los Figueroa-Mosteiro”, que se había ido transmitiendo por vía oral, y que comprendía 3 ó 4 generaciones de familias enormes. ¡Cómo disfrutaba Lilí contando por qué mi padre y algún hermano tomaban mate, generalmente estando de vacaciones! La costumbre se la había inculcado una muchacha de la Pampa, que había traído el bisabuelo al regreso de su aventura emigratoria en Argentina, y que los cuidaba de pequeños. La defensa de las propiedades de nuestros ancestros en la Pampa, cuando era atacada por bandidos gauchos, era un magnífico tema, una película de vaqueros no era tan interesante, gráfica y en colores. Posiblemente el único fracaso de Lilí ha sido no haber podido ceder el testigo de las historias familiares.
No se si la conversación es una rama del arte de la oratoria o tiene entidad propia. En Lilí la oratoria no era solo una rama del arte de conversar, era literatura de altura.